jueves, 14 de junio de 2012

UN DÍA DE CONVIVENCIA CON NUESTRAS FAMILIAS





Los pequeños están llegando al final de su estancia en la aldea Ptaysanwee y animados por sus padres y madres tienen una jornada de convivencia familiar. Es la primera salida de la tribu a la que no acude Awi Ni'ta y bien que lo sintió porque él siempre ha dado a estos momentos de convivencia mucha importancia.


Rosalía nos cuenta la salida así:


El 9 de junio, a las 8:00 de la mañana, algunos niños de nuestra clase, junto con nuestros padres y Ángela, nuestra profe de Infantil, nos reunimos en la puerta del colegio. Allí nos recogió un autobús y nos fuimos a pasar un agradable día a Urueña, al monasterio de la Santa Espina y al Canal de Castilla.


Lo primero que hicimos nada más bajarnos del autobús, fue tomarnos un tentempié y después a visitar Urueña. La llaman la "Villa del Libro". Había una exposición de Miguel Delibes y muchos libros para leer. Fuimos caminando pos sus murallas, llamadas "El balcón de Castilla y León". Cada uno iba a su ritmo, tranquilamente, respirando el olor a naturaleza, mirando aquellos campos preciosos y grandes que te hacían pensar lo maravilloso que es el mundo y la vida. Ibas contento, riéndote con tus amigos y disfrutando inmensamente de ese momento inolvidable, como cuando iba andando con mis amigas tranquilamente y de repente veo un rostro y lo reconozco, sé que es Leire, y empiezo a correr con una alegría en el corazón para darle una abrazo fuerte y con amor.


Después de toda esa visita de la mañana nos fuimos a Villagarcía de Campos. Un campo precioso, con mucha hierba verde, todo repleto de árboles, flores y rosas de todos los colores: blancas, amarillas, rojas... Había caminos en ese campo, hasta bancos para sentarse. Allí comimos con todo el apetito; los padres hablaban de sus cosas y los niños nos reíamos, corríamos, jugábamos, nos divertíamos y, sobre todo, convivíamos.


Cuando acabamos de llenar la panza nos fuimos al monasterio de la Santa Espina. Un hombre majo, "con toda gana" nos explicó el monasterio. Era un edificio majestuoso, grande y esbelto, con unos jardines cuidados y llenos de flores. En él también había una espina de madera de azufaifa de 5 cm. de largo que era de la corona de espinas que había llevado Jesús en la cabeza. La espina estaba protegida por una capa de plata y todo eso iba metido en una urna.


Más tarde salimos del monasterio y nos fuimos a un parque en el que había una rueda de coche, que hacía de columpio gigante. Con ella nos lo pasamos muy bien porque nos montábamos en parejas y los dos hermanos mayores, como tenían fuerza, nos daban muy alto, y parecía que te ibas a ir al cielo, con ese azul clarito y un sol radiante, pues era lo único que veías.


Visitamos la fábrica de harinas que tenía muchas máquinas. La guía nos explicó el recorrido muy bien, todo paso a paso, pero era un poco borde con los niños.


Por último, y una de las cosas más divertidas, fue el barco, en el que nos montamos. En él recorrimos todo el Canal de Castilla, y nos lo fueron explicando todo durante una hora. El capitán nos dejó coger el timón y también sentarnos en la proa del barco, de tal forma que nuestros pies iban colgando. El olor del río, de la naturaleza, el sonido de los pájaros... te tranquilizaba y te sosegaba envuelta de la paz, el amor y la amistad que uno puede soñar paa estar feliz.