lunes, 5 de noviembre de 2012

Escribimos biografías

BIOGRAFÍAS SENTIDAS

¡Lo que da de sí una biografía! Y más si es de una persona cercana a ti (tu abuelo o abuela, tu madre...). Te vuelcas: indagas, seleccionas datos, ordenas... Y escribes con sentimiento, porque es algo muy cercano y querido. No solo cuentas, vives y haces que quien lo lea también viva y se emocione.

Awi Ni'ta dice a algunos niños que a sus abuelos o abuelas (o a la "bisba" de Natalia), que ya no están entre nosotros, les hubiese encantado leer cómo sus nietos cuentan su vida y lo orgullosos que se sentirían de ellos.

En muchas de estas biografías hay un denominador común: las enormes dificultades que estas personas pasaron en sus vidas para salir adelante. Natalia dice de su bisabuela que "fue a la escuela, que en aquellos tiempos era todo un triunfo para la mujer". Raúl, que su abuela "era la mayor de sus hermanos y no podía ir mucho al colegio, porque al ser la mayor tenía que ayudar a su madre en casa y a su padre en el campo". Sara I. cuenta, de la infancia de su abuelo, que "eran los años duros de la posguerra y la comida estaba racionada. Como faltaba comida iban a comprarla a los pueblos donde había y la traían a la capital. Esto no estaba permitido y se llamaba estraperlo. Tenían que esconderse de la Guardia Civil para que no se lo quitaran a ellos. En la ciudad lo vendían y así iban sobreviviendo". Laura escribe que su abuela, de niña, "en el verano iba a segar y a acarrear para recoger el trigo, la cebada, algarrobas, garbanzos... que después se trillaban y recogían para que comiera el ganado en el invierno y el trigo lo molían para hacer harina y con ella hacían pan".

Hay abuelos que vivieron en primera persona algún acontecimiento que ha quedado grabado en la memoria de los zamoranos, como la ruptura de la presa en el Tera que se llevó por delante a Ribadelago. Edu cuenta que su abuelo "tuvo la desgracia de ser el maestro de Ribadelago cuando ocurrió la tragedia de la ruptura de la presa de Vega de Tera. Él salvó la vida porque en esa fecha eran las vacaciones de Navidad y no se encontraba en el pueblo. Cuando volvió se había quedado sin niños a lo que dar clase y fue destinado a otra escuela". ¿Se puede expresar con menos palabras un episodio tan terrible? Se había quedado sin niños

Pero si algo llama la atención en estas biografías es la expresión de sentimientos y los adjetivos con los que los niños definen a quienes biografían. Adriana habla del "afán aventurero" de su abuelo y con lo que cuenta lo justifica plenamente; Pablo escribe como "afortunadamente" su abuelo se libró de la guerra de Sidi Ifni; Carla cuenta, encantada y con un profundo sentimiento, que su mamá estaba pasando una mala época cuando nació ella y que  "vine al mundo a aliviar su dolor y que por eso me quiere todavía más". Los hay más directos, como Alberto, que dice que "a mi abuelo lo quiero mucho y siempre lo cuidaré y lo querré", o como Natalia, que dice que cuando su "bisba" (bisabuela) falleció, lo hizo con 90 años "sabiéndose muy querida por sus hijas, nietos, biznietos y tataranietos".

Así, biografía a biografía, todas interesantes y, mejor o peor escritas, llenas de sentimientos. No es posible transcribir todo, pero Awi Ni'ta agradece a los niños su esfuerzo y a las familias la colaboración que han prestado. En alguna (de padre, no de abuelo), ha visto su propia biografía y reconoce en ella la de muchos zamoranos de su misma edad. El esfuerzo ha merecido la pena y veis que es así.

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