Una de las actividades que más gusta realizar a la tribu es escuchar sus propias composiciones poéticas, lo que ha compuesto el compañero o la compañera y que las suyas sean también conocidas por el resto. Por ello nos entregamos con intensidad a la actividad de componer pequeñas estrofas que, más o menos poéticas, son siempre simpáticas, agradables y fruto del trabajo, y que muchas veces nos permiten disfrutar del lenguaje jugando con él.
Como respetamos mucho a la Madre Naturaleza (de ella depende la tribu para su subsistencia) hemos tomado como libro de cabecera poético uno delicioso de Antonio Rubio que se titula Versos Vegetales (Ed. Anaya). En él encontramos este poema:
Si una niña
se llamase Amapola,
¿en lugar de cabeza
tendría corola?
Si un niño
se llamase Girasol,
¿giraría su cabeza
en la dirección del sol?
Y si fuese su apellido
Verde Limón,
¿tendrían un gajo amarillo
en lugar de corazón?
Hemos querido continuar el poema y si queréis ver qué es lo que ha salido, pinchad AQUÍ.
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